10 de julio de 2009

rúmpeles-tíjeles

El rey cerró con llave el cuarto y se marchó. La pobre hija del molinero, que no sabía convertir
la paja en oro, se quedó allí encerrada sin saber qué hacer.
Estaba tan asustada, que se echó a llorar
y en esto se abrió la puerta, entró un enanito y dijo:

-Buenas tardes, molinera. ¿Por qué lloras así?
-¡Ay, ay, ay! ¡Tengo que convertir toda esta paja en oro, y no sé!
-¿Qué me das, si me pongo a hilar y convierto la paja en oro?

(Cuantas respuestas habrán pensado verdaderamente los Hermanitos Grimm al escribir este cuento)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Cada vez que veo una ilustración tuya de un texto me quedo sin poder imaginarme cómo podría haberse ilustrado de otra manera.

A

diana bz dijo...

¡Rúmpeles tíjeles! ¡Qué buen nombre para cantar saltando!
Me gusta, vivi, me gusta la paja tan dorada y el vestidito tan rojo. No hace falta escalera :) Para nada.

zime dijo...

Hermoso, hermoso, hermoso!!!!
Un placer pasar por acá...
(^v^)